Cada año tenemos la suerte de acompañar a una cantinera en sus preparativos para lo que será el mejor día de su vida. Cada año contamos una historia llena de sentimientos, llena de emoción y con grandes momentos, momentos que conseguimos que nunca se olviden.
La verdad es que me siento muy afortunada de que año tras año confíen en mi trabajo para algo tan importante como es el inmortalizar el día 30, un día que llevan años esperando poder vivir.
Todos los años son especiales; por todo lo que me hacen sentir, por la confianza depositada y porque seamos sinceras, los San Marciales son especiales… pero el año pasado fue aún más increíble.
Por fin y después de muchos años de espera, los preparativos iban a ser para ella, para una de mis chicas, para una de mis amigas.
¡Increíble sensación! Todo se triplica, todo aumenta…
Después de un 29 mágico, esto es lo que vivimos el día 30, un día que no vamos a olvidar nunca.
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